Ethical aspects of using robots to produce news: the European Union pioneer in the regulation of automated information

Abstract: 

El cometido de los periodistas es contar la realidad, pero sistemas informáticos avanzados pueden escribir ya noticias automáticamente, introduciendo una selección de algoritmos en un robot, y conducir así hacia un nuevo modelo periodístico (Jung, Song, Kim et al., 2017). Las alarmas saltan cuando se ve la posibilidad de que la utilización de robots pueda dañar la sustancia del periodismo -historias contadas por personas para otras personas-, si no se consiguen los estándares de calidad y fiabilidad necesarios en una sociedad democrática, ya que el origen algorítmico impide profundizar en el relato. En trabajos anteriores hemos abordado los sistemas de producción automatizada de noticias, pero ahora nos centramos en los aspectos éticos y nos planteamos las siguientes cuestiones:

- Q1: ¿Existen límites que garanticen la veracidad de las informaciones automatizadas?

- Q2: ¿Se han producido legislaciones que aseguren el buen uso de los robots en el trabajo periodístico?

Nuestra hipótesis
de partida es que las principales organizaciones internacionales han debatido y aprobado declaraciones sobre el uso de robots e inteligencia artificial en relación con la información y los medios de comunicación, pero se han limitado a hacer recomendaciones a los Estados miembros en relación con una interpretación amplia del derecho a la libertad de expresión y acceso a la información y se inclinan hacia la auto-regularización de las empresas multinacionales que dominan el sector, mayoritariamente estadounidenses.

Es importante dejar claro que los medios no son los únicos actores en este escenario en el que gobiernos democráticos o autoritarios, instituciones militares y partidos de todo tipo han recurrido a robots e inteligencia artificial para obtener influencia política o mejorar sus estrategias comunicativas (Bradshaw, 2017: 11). Y hemos llevado a cabo una revisión metodológica en la documentación producida por las organizaciones internacionales para concluir que, con la excepción de la Unión Europea, han progresado poco en la aprobación de una regulación específica. La UE es, con diferencia, la organización internacional que ha adoptado una posición más activa para entender y regular las repercusiones de la automatización, la robótica y la inteligencia artificial en relación todos los aspectos sociales y económicos de la sociedad, incluido el de la información y acerca del debate sobre si las maquinas tienen o deben tener personalidad jurídica, una cuestión de enorme transcendencia en el caso de los medios de comunicación.

Este análisis documental permite ofrecer algunos resultados, y confirmar que las Organizaciones Internacionales se han fijado en tres aspectos: la publicación de “noticias falsas”, la desinformación y la propaganda; su efecto en las rutinas periodísticas y su conexión con la gestión y difusión de las noticias y la información a través de intermediarios, sobre todo redes sociales. En abril de 2017, las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos (CADHIP) aprobaron una declaración conjunta sobre libertad de expresión, “noticias falsas”, desinformación y propaganda que puede considerarse como el estándar global sobre este asuntos.