Vuelvo a los autores clásicos para tomar principios que nos ayudan a explicar por qué los libros ilustrados con dibujo caricaturizado y las historietas constituyen un medio atractivo para que los niños pequeños entren en el mundo de la lectura.
El análisis parte de la comunicación por medio de la gestualidad, portadora de intenciones y signos emotivos, en una edad temprana en la que todavía el lenguaje oral no se ha incorporado en una proporción suficiente como para transmitir pensamientos complejos.
Desde su salida al mundo los bebés se comunican por medio de la expresión gestual, corporal, balbuceos, llanto. Establecen su interacción comunicativa desde este código no verbal con quienes los rodean. Así observamos que cuando los mayores se comunican con ellos exageran casi de modo inconsciente su gestualidad y su entonación con el fin de evitar equivocaciones en la interpretación; o bien, para mantener su atención.
Trasladar la gestualidad exagerada a la ilustración, da por resultado el género de la caricatura, base de las historietas, ilustraciones para chicos y dibujos animados. En ese sentido, mi supuesto es que dichos géneros devienen en los favoritos de los pequeños por su claridad en la síntesis con que representan estados de ánimo, actitudes, emociones, personajes, situaciones cotidianas.
La caricatura retoma el código en el que los chicos se han comunicado desde sus primeros días de vida; convierte en dibujo la mirada acuciosa que revela los rasgos característicos de lo observado; por tanto, la interacción es inmediata y les permite evocar con toda claridad lo que han visto o vivido en su entorno, o proyectar lo que su fantasía les permita.
Si los libros sólo tienen dibujos, los niños pequeños que aún no escriben crearán el texto oral para contar lo que miran. Y si los dibujos tienen texto al pie sentirán una gran curiosidad por descifrar lo que se dice más allá del dibujo.
Enlazando estas ideas con la formación de lectores, sostengo que la edición de libros para niños ilustrados con géneros cuya técnica expresiva esté basada en la caricatura, con texto escrito o sin texto escrito, se convierten en mareas narrativas que llevan al pez a sondear los mares de letras.